En esta casa está tu ausencia

En este jardín vive tu ausencia,
como las hormigas apareces,
como la codorniz,
desapareces.
En esta casa no hay arquetipos,
no es casualidad,
en esta casa no hay reloj, el tiempo se detuvo.
Aquí en esta casa está tu ausencia,
el olor de la sopa de ayote,
mientras,
las abejas continúan haciendo el panal
sobre la vieja pared.
Atrás, el viejo patio,
los yiguirros cantando por comida,
como los modernos artistas,
y tu no regresas, y tu no te has ido,
siento que aumenta mi demencia,
o será la paciencia,
necesaria para cocinar el queque de elote.
El arbol de limón cosechó otra vez
y tu no estas,
la ausencia se prolonga,
la imagen distante se refleja en el recuerdo,
¿ acaso es la tuya?, ¿ acaso duermo y no lo sé?
Pasaron los años y el viejo limonero se secó,
Aquí, en esta casa sin espejos está tu ausencia,
y yo aferrándome a tu amor,
que cuelga de un muro como el viejo cuadro.
Aquí quedaron tus libros,
que refundí en cajones o los tiré a la basura,
pero no logré sacarte con ellos.
Aquí quedó el aroma de tus primeros versos,
el arroz quemado y los primeros besos,
éramos tan jóvenes, éramos simple ternura
hoy soy desazón y remordimiento,
tu la que siempre amé .
En fin,
aquí están aquí tus cosas, esta el odio,
en este instante estas en mi,
-como siempre, con ese péndulo histórico
que va entre el odio y el amor,
sin salirse de su ritmo-.
El reloj avanza herido con el tic tac de la vida,
que no se detendrá
hasta que llegues de nuevo,
una mañana fría en que abras las cortinas
y digas, buenos días.
Hoy, un día cualquiera, nació una vieja semilla olvidada,
es un arbolito de limón,
con él renació la esperanza. ¿Casualidad?
como llegó hasta aquí,
cuando cayeron los muros.
En mi vida, Berlín cayó hoy,
tu regresaste,
me veo en el espejo, los años han pasado,
nuestro amor es ahora maduro.