jueves, 30 de junio de 2011
Las promesas son como un par de zapatos viejos
Es terrible prometer,
dar la palabra,
sin embargo prometer es como ponerse aquellos zapatos
que nos permiten andar sin pena el largo camino,
como decían las viejas del pueblo…
Pero la pregunta es ¿Por qué prometemos?
Pero lo más grave, no es prometer,
¿Por qué aceptamos promesas?
¿ Por qué admitimos los sueños que nos hacen regresar al vacío?
¿Qué opinas de la siguiente afirmación? No es lo mismo ser que prometer.
Las promesas suben con el aire caliente, y al cambiar el clima,
quedan otra vez a la orilla del mar, y no saben adónde ir,
-como Vivian Leigh en la vieja película de amores en medio de la guerra-.
quizás porque el amor no se promete, se compromete.
Las promesas de amor son como canturreos,
cantos desde las rocas donde se estrellan los navíos,
que nos muestran la mentira y el destino,
nada debes prometer, amar no es prometer.
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