Tus cartas no fueron leídas,
como las mías,
sin razon,
pero hoy se una cosa:
los delfines están hechos para el agua,
y tus dedos,
para mi mi corazón.
Tú,
estás tratando de abrirlo a golpes,
de hacerlo reaccionar
mientras yo me rehuso
a sentir y respirar, y me sumerjo,
en el mar de las angustias,
pero aun asi haces crecer mis branquias
y respiro aun bajo el agua,
en este mar tormentoso
que pronto pasará .
No hay comentarios:
Publicar un comentario