miércoles, 2 de mayo de 2007
CHICAGO 1831- LOS PRIMEROS MARTIRES
Ma-Ka-Tai-Me-She-Kiah, fue el primer mártir de Chicago,
que quiso proteger su territorio.
Chicago en Mayo es caluroso y siempre soplan los vientos.
Se ubica en el estado estadounidense de Illinois, a lo largo de la costa suroeste del Lago Michigan. Lleva un nombre indígena y pocos lo saben,
es la tierra de Ma-Ka-Tai-Me-She-Kiah, el halcón negro,
que combatió a los intrusos y perdió.
De pensamiento claro y profundos ojos negros
murió tratando de expulsar a los invasores,
con el murieron cientos que tiñeron el río y el lago.
Desde entonces incesantes vientos amenazan a sus habitantes.
Años atrás, Jean Baptiste Point du Sable,
un esclavo liberto, se asentó en la boca del Río Chicago,
donde se unía al Río Mississippi.
Era un sitio estratégico, más adelante esta ubicación fue ocupada por el Fuerte Dearborn, cuando el desarrollo se vinculó a los militares.
Black Hawk fue derrotado en 1832,
un año después Chicago fue oficialmente incorporado como pueblo y cuatro años después,
cuando su población alcanzó los 4170 habitantes, como ciudad.
Con el arribo de los ferrocarriles, la ciudad de Chicago comenzó a recibir altos niveles de población, alcanzó los 300.000 habitantes en 1870.
Chicago era la segunda ciudad de los Estados Unidos.
Convergían allí los ferrocarriles del oeste.
Del sudeste llegaban millares de ganaderos, sus hatos requerían nuevas tierras. Los maquinistas y fogoneros del ferrocarril trabajaban más de 18 horas diarias, salvo en caso de urgente necesidad-en que se podía ampliar la jornada.
Todas las condiciones de trabajo en que vivían eran insoportables. Se reunieron esa noche para conspirar por la vida,
crear una Liga Obrera por las ocho horas,
el mismo ferrocarril trajo las ideas,
que como llama en la seca pradera
incendiaría las mentes obreras.
Habia que retomar el tiempo,
cada día se levantaban a las cuatro de la madrugada,
regresaban después de las ocho cada tarde,
la noche, apenas alcanzaba como el pan en la mesa,
el día habia sido hurtado por la jornada a los caballeros del trabajo,
no solo su fuerza de trabajo.
Recordando la masacre de los primeros mártires,
una enorme antorcha iluminó todo el lago,
y la estela gris aun se ve en el horizonte.
En 1871, llegó el desastre con el Gran Fuego de Chicago dejando la ciudad destruida. El fuego destruyó 17450 construcciones.
Y todo tuvo que empezar de nuevo.
En 1886,la primavera llegó en mayo y cuando parecía que el clima mejoraba,
un primero de mayo inició la huelga general por la jornada de trabajo,
Todos fueron parando, algunos discutían, otros deambulaban en silencio,
todos querian rescatar el tiempo hurtado por el trabajo asalariado.
Tres días más tarde, el 4 de mayo de 1886,
tuvo lugar la revuelta de Haymarket en Chicago.
Los obreros del ferrocarril
se acostaban en corredores de los edificios de madera,
otros en chozas donde se hacinaban tres o cuatro familias;
muchos no tenían adonde pasar las horas de descanso,
para continuar trabajando apenas seis horas después.
Estos eran sus nombres en orden alfabético:
Adolph, Albert, George Angel, Hessois Auguste, Louis, Michael,
Oscar y Samuel.
Antes de esa noche eran los nombres de hombres,
Hoy todos deberán recordarlos.
Los coches iban y venían por las calles con pavimento,
Y al pasar, desde la comodidad del carruaje,
Se les veía juntar restos de comida en los basureros.
o comprar a los carniceros, en media calle,
algunos centímetros de recortes de carne.
Mientras los patronos, danzaban como caníbales,
frente al enorme ejercito de desempleados
que deambulaba por Chicago,
Los niños y niñas jugaban su inocencia con una cuerda,
en medio del progreso y la miseria,
que convivían en una extraña simbiosis.
La prensa,
no tomaba demasiado en serio la insurrección,
-que era vista como el delirio de los siempre inconformes,
de los desagradecidos ,
de los que mordían a sus amos que les aseguraban el sustento,
el movimiento en demanda de las ocho horas era calificado
de "indignante" e "irrespetuoso",
¡como pedir salario por el tiempo no trabajado¡
Los lunáticos anarquistas se fueron agrupando,
la luna roja se asomaba, medio vacía,
apenas iluminaba la noche, en una complicidad conspirativa,
de pronto una bruma rebelde tomó toda la ciudad,
y las farolas no alumbraban lo suficiente,
dándole clandestinidad a todos para hablar a sus anchas,
esto ocurría la última noche de abril.
En ese entonces,
había crecido como organización La Noble Orden de Los
Caballeros del Trabajo,
que tenían afiliadas a la mayoría de las organizaciones.
Estos caballeros resultaron traidores,
remitieron una circular a todas sus organizaciones:
“Ningún trabajador de esta Central debe ir a la huelga del 1° de Mayo, ya que no hemos dado ni daremos ninguna orden al respecto”.
El primero de mayo signa también
a los primeros traidores del movimiento obrero,
cada primero de mayo, reaparecen sus fantasmas .
En Chicago aparecieron las banderas rojinegras,
el 1° de Mayo de 1886 casi 200 mil trabajadores iniciaron la
huelga, que limitaba la jornada de trabajo
para cientos de miles de trabajadoras y trabajadores.
La Federación de Gremios y Uniones Organizadas
habia triunfado.
Los burguesía no personaría la afrenta,
en santa alianza con los pastores agitaron la ira en las iglesias,
los anarquistas acabarían hasta con el ultimo rescoldo,
pena de muerte pedían para los dirigentes en medio de oraciones para proteger el capitalismo,
No hay conquista verdadera sin mártires.
Las policías privadas seguían a los dirigentes,
Los golpeaban hasta matarlos.
El día 4 continuaron las acciones,
quedó en la memoria del mundo entero la
manifestación de tres mil huelguistas ,
disuelta a garrotazos por la policía.
Se realizó un acto en el Parque Haymarket de Chicago,
pero la lluvia enviada por los mismos vientos ahuyentó a
gran cantidad de participantes.
La policía consideró que terminado el acto,
no había que permitir que algunos
grupos siguieran en ese lugar,
.180 policías uniformados avanzaron hacia el parque ,
Obligaron a los presentes a dispersarse.
Sin han visto estas escenas no es porque los imitan,
sino porque en otra vida, usted estuvo allí.
En ese momento un objeto cruzó el aire y estalló con gran estrépito ante el grupo policial.
Ocho policías murieron y 80 resultaron heridos.
La policía abrió fuego histéricamente sobre la multitud,
matando e hiriendo a más de doscientas personas,
actitud que aterrorizó a todos.
Murieron 40 trabajadores y
115 quedaron heridos.
Se declaró el Estado de Sitio y el Toque de Queda,
centenares de obreros y dirigentes sindicales fueron detenidos, apaleados y
torturados, acusados de ser culpables de la masacre a la policía.
La prensa confabulada con la policía, tituló los
periódicos de esta forma:
"Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los
grupos anarquistas.
A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos, monstruos
sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza,
que no son otra cosa que el rezago de Europa que vino a estas costas para abusar de la hospitalidad y desafiar a la
autoridad del país,
y que no han hecho otra cosa en estos años que proclamar
doctrinas sediciosas y peligrosas”.
Detienen infinidad de dirigentes sindicales y se realizan allanamientos
indiscriminados, “fabrican” descubrimientos de arsenales de armas, municiones, moldes para fabricar torpedos y escondites secretos para destacar la gran pericia policial.
Se continuó con la detención de miles de trabajadores en calidad de sospechosos, y el 21 de junio del mismo año, el Gran Jurado inició la causa contra 31 responsables, número que luego se redujo.
El juicio fue una farsa de principio a fin,
se violaron todas las normas procesales de forma y de fondo,
mientras la prensa decía que todos los acusados debían ser ahorcados.
El objeto del proceso era condenar al anarquismo.
Se trataba sin duda de un Juicio Político-Ideológico.
Los ocho de Chicago fueron declarados culpables,
A expensas de no haberse probado nada en su contra,
fueron acusados de enemigos del orden y la sociedad.
Al final tres de los ocho pasaron a prisión perpetua,
y los cinco restantes fueron ejecutados el 11 de noviembre,
a pesar de las protestas de todas las Organizaciones de Trabajadores del Mundo.
Ocho Mártires que fueron condenados por defender los Derechos de los Trabajadores., , Adolph Fischer, Albert Parsons, Samuel Bielden,Louis Lingg , Michael Schwab, Oscar Heebe , Hessois Auguste Spies, George Ángel
Aquel 1° de Mayo de 1886 por todas partes se realizaron importantes manifestaciones con el lema:
¡ A partir de hoy, ningún obrero debe trabajar más de ocho horas por día! ¡OCHO HORAS DE TRABAJO! ¡OCHO HORAS DE REPOSO! ¡OCHO HORAS DE EDUCACIÓN!
A pesar de todos y de todo, en Mayo hay un día especial,
es en mayo, es día primero,
pero pudo ser el cuatro o el dieciocho,
porque es el día de los últimos en llegar a la repartición del pan,
es el día de los obreros y las obreras, de los indígenas muertos en las cercanías del fuerte Dearborn, a las orillas del lago,
y en cualquier lugar de la tierra por la avaricia capitalista.
Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago,
que fueron ajusticiados por su participación en las jornadas de lucha por consecución de la jornada laboral de ocho horas.
Ese día también es del indígena insurrecto, del de ayer, del de hoy,
Y a partir de 1857 el día primero de mayo señala la derrota del imperio por el ejercito de mestizos, a las orillas del gran lago de nicaragua,
con la sabia dirección de José Joaquín Mora Porras,
Y su hermano, Juan Rafael, el Presidente,
que supo enfrentar a los invasores y vencer,
desde entonces los vientos soplan con fuerza
y los árboles mueven sus ramas para aplaudir la gesta.
Vida y muerte, tiempo y no tiempo.
En 1893, la ciudad estaba casi completamente recuperada como para alojar la Exposición World Columbia,
conmemorando el descubrimiento de América por Cristóbal Colón 400 años antes, como si nos hubieran descubierto, como si hubiera algo que celebrar,
eso pensó el nieto de Ma-Ka-Tai-Me-She-Kiah,
cuando espera en la estación para abordar el ferrocarril.
Chicago
espera hoy el fin de sus días y seran los vientos los que digan la última palabra,
porque asi está escrito en la maldicion de la ciudad,
lo cual a los ojos de la ciudad no pasa de ser una leyenda.
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