lunes, 15 de febrero de 2010

28

Solo, lleno de inquietudes,
Talvez de una angustia,
que era mi mejor compañía,
pletórico de rencor,
en todos los colores del arcoiris,
incapaz de amar y de amarme,
pensando en mis culpas,
visitando al dentista y al psiquiatra
en busca de salud,
pensando que la cura era externa.
Entonces supe
que las interminables horas
con terapeutas sordos o melancólicos,
que etiquetan tus sentimientos
no llevan a ningun lugar,
porque rien sin sonrisas,
porque desconocen el camino
del afecto, y no se comprometen,
porque no ayudaron en nada para superar mi incapacidad de amar,
que es, sin dudarlo,
el mejor indicador de salud.

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